Entrevista a Alejandro Horowicz

los cuatro peronismos

 

Alejandro Horowicz, autor de “Los cuatro peronismos” y de “El País que estalló”, es además Profesor de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Ayer miércoles, 29 de Julio, nos dedicó unos minutos y nos habló del Gobierno, las patronales del campo, la izquierda y la sociedad argentina en general.
-Ya pasó más de un mes de las elecciones ¿Cuál es tu lectura del resultado? ¿Cómo ves parado al Gobierno en el nuevo escenario político?

La derrota electoral que sufrió el gobierno – Capital Federal, Buenos Aires, Córdoba, Santa Fé y Mendoza, para señalar los escenarios decisivos – reproduce la derrota en la batalla campera. El oficialismo perdió primero en la ruta, después en los medios de comunicación – el corte de ruta llega a la tapa de los diarios a los 21 días de look out patronal – y finalmente en el Congreso. De modo que el escenario nada tiene de nuevo, y bien visto ambas derrotas tienen una explicación común: la imprevisión.
La elaboración de la resolución 125 – retenciones móviles – no distinguía a los pools sojeros de los productores, ni a los productores grandes, de los medianos y los chicos; al tiempo que todos actuaban como si el precio de la soja – por ese entonces rondaba los 600 dólares la tonelada – siguiera creciendo hasta el infinito. No advirtieron que la burbuja financiera que impulsaba los precios de las materias primas se terminaría pinchando – en este momento la tonelada de soja ronda los 240 dólares y nadie sabe si ese precio no terminará derrumbándose – y que una política que seguía ciegamente el comportamiento del mercado mundial terminaría instalando un modelo de monocultivo sumamente peligroso. A tal punto que en la actualidad de cada 3 hectáreas dedicadas a la agricultura, 2 siembran soja.

-¿Crees que el Gobierno ha perdido capacidad de iniciativa sobre temas que son deudas históricas como una nueva ley de medios audiovisuales?

En cuanto a la ley de medios audiovisuales: es útil recordar que el gobierno K no solo no la modificó fácticamente – bastaba no renovar las licencias radiales y televisivas – sino que la esgrimió cuando la batalla campera mostró a los medios firmemente alineados con la Mesa de Enlace. Temo que el resultado de una batalla condicione brutalmente la otra.

-En general, desde los sectores progresistas, se le señala al Gobierno falencias en la construcción de cuadros. ¿Crees que es un problema exclusivo del Gobierno o es general? ¿Existen esos cuadros diseminados en la sociedad y no se apela a ellos, o simplemente no existen?

-Es útil señalar que Carta Abierta dispone de un número considerable de profesionales universitarios de razonable capacidad y que, a la hora de la verdad, jamás los han convocado para mucho más que la foto. Asimismo, el grupo Fénix – que no tiene distancias sustanciales con el Gobierno – dispone de especialistas económicos idóneos, pero al considerar nombres – basta mirar quienes presidieron el Banco Central a lo largo de la gestión k – el oficialismo recluta por otros pastos.

-Se está hablando en diferentes foros – incluso en nuestro blog – de cierto tono facilista en las proclamas de la Izquierda, tanto como en las exigencias de la derecha, que suponen que las decisiones en materia de gestión son fáciles, no traen consecuencias no buscadas y no provocan reacciones de los grupos económicos concentrados. ¿Qué reflexión te merece?

La Izquierda no solo carece de existencia electoral, además atrasa medio siglo. Ni se anotició de la derrota del 76, ni asimiló que el Muro de Berlín se nos cayó en la cabeza. Actúa como si nada hubiera sucedido. Como todos los relojes rotos da la hora correctamente dos veces por día, claro que es imposible saber cuándo.

-Durante el conflicto por la 125, la clase media estuvo a favor de un look out que le generaba, a sí misma, consecuencias totalmente perniciosas como fueron los aumentos de precios. ¿Cómo crees que se dio este proceso que terminó con la clase media identificada con una protesta que le era ajena?

-Es que la sociedad argentina hace décadas que no discute a fondo nada. Tanto que el último programa económico que organiza la actividad del estado lo produjo José Alfredo Martínez de Hoz. Tanto Cavallo como Lavagna no han hecho mucho más que emparchar lo insostenible, pero la reprimarización de la economía nacional – basta mirar los productos incluidos en las exportaciones – está mas allá de cualquier debate serio. La clase dominante hace décadas que no actúa como una clase dirigente. Está compuesta por un conjunto de rentistas financieros que solo se proponen negocios rápidos y muy rentables. En sus términos, la Argentina es un country barato que permite vivir bien, siempre y cuando la política siga siendo la continuación de los negocios por otros medios. Cualquier otra cosa les resulta inadmisible.

Publicado el 30 julio 2009 en Uncategorized y etiquetado en . Guarda el enlace permanente. 3 comentarios.

  1. En cuanto a las licencias de los medios renovadas por Kirchner, creo que es conveniente recordar que K asumió con el 22% de los votos, no tenía legitimidad y debía reconstruír simbólicamente lo que significa una democracía representativa y la investidura presidencial. Ya vemos como actúa Clarin cuando se aboca a deslegitimar a un gobierno. No renovarles la licencia hubiera sido suicida.

  2. Lo más interesante que surge de esto es el tema de los cuadros y/o de los funcionarios. Es cierto que son cosas diferentes. Horowicz señala bien que hay un grupo de profesionales afines ideológicamente al gobierno y que podrían nutrir esas ausencias que percibimos. La pregunta más difícil –porque es un verdadero interrogante hasta que no suceda algún hecho concreto que la conteste– es si es cierto que profesionales como los de Carta Abierta o el Plan Fénix son los funcionarios que necesitamos y no están. Hay dos observaciones que surgen. Una es que son gente del ámbito académico pero no de la gestión. Eso es un tema a tener en cuenta. La otra cuestión que se desprende de la anterior es que justamente no ha habido grandes espacios para el progresismo en la gestión. Si pensamos los gobiernos de la democracia no han tenido gente progresista en áreas estratégicas. Hay casos, no lo niego, podemos pensar en Filmus o en Ginés González García que han hecho grandes gestiones. También los hubo menos felices, como Graciela Fernández Meijide en el gobierno de De la Rúa. Pero en áreas como economía, por ejemplo, siempre se ha puesto gente que maneja la cosa más o menos ortodoxamente. Eso es parte del sentido común instalado durante el neoliberalismo de que la economía seria es la liberal. En resumen, la falta de experiencia en gestión de sectores progresistas provoca esa falencia que hace recurrir siempre a los mismos más o menos liberales que son los que sí se preparan para la gestión.

  3. cuore contento

    En relación al tema de la redistribución y los piquetes paquetes, uno no puede olvidar el sabor amargo de la impunidad con que los jeques sojeros se permitian desabastecer a las ciudades e impedir que la gente pueda llegar a sus hogares, los incendios intencionales al costado de las rutas provocando graves accidentes, y etc etc. Si ellos se niegan a compartir las ganancias extraordinarias no deberían tampoco necesitar de los productos de los demás sectores que perciben menos ganancias, entonces deberían alimentarse sólo de soja transgénica, y fabricarse sus propias ropas y calzados, deberían prescindir de todo producto del trabajo ajeno.
    Al contrario de esto son los que consumen los mejores productos y malpagan a los que trabajan para ellos.
    Son ellos los que exigían al Estado que garantice la libre circulación cuando las primeras organizaciones de desocupados salieron a reclamar a las calles para no morir de hambre. Los que no repararon en respaldar el asesinato de jóvenes luchadores como Kosteki y Santillán.
    Ahora vuelven a la carga y nada satisface su voracidad, para ellos el país es un negocio, sólo les interesa la ganancia propia, no les interesa lo más mínimo el desarrollo nacional ni la vida de las personas que lo habitan.

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