Hegemonía y panza llena

 

Hace cosa de un mes Sarlo sacó ese artículo en que veía que existía una especie de hegemonía kirchnerista. El artículo parecía querer hacer entrar una realidad dentro de ciertas categorías teóricas antes que una observación de lo que pasaba en la realidad. Y también se parecía mucho a una observación bastante acotada que terminaba en los confines del conurbano. Se limitaba a la observación de la juventud kirchnerista y sobre todo a sus actos partidarios. Pensando en las reacciones que hubo y que hay con respecto al triunfo de Uturbey, pareciera que esa hegemonía es más propia de un cierto territorio como podría ser el del área metro de Buenos Aires. Pero también es cierto que esa cultura kirchnerista urbana sí pretende ser hegemónica tanto política como socialmente, aunque muchas veces lo hace desde una naturalización de su propio ideario y ahí choca con realidades distintas de otros lugares del país.

Aquel artículo me hizo pensar en por qué no veía tan claro el tema de una hegemonía K. En lo que Sarlo pensaba era en el concepto de hegemonía de Gramsci. Y ahí es donde veo una dificultad para hablar de una hegemonía cultural K. Esto querría decir que hay una idea que permea a todos los estratos sociales según el cual se quiere llegar a ser de acuerdo a un determinado modelo. Por ejemplo, si hay hegemonía aristocrática, entonces todo el mundo, no sólo los aristócratas quieren ser como son los aristócratas porque ese es el ideal que se impuso desde esa clase dominante.

Tengo un amigo gramsciano, (por esto, no pueden decir que soy antigramsciano) Marcos, que me explica que ese ideal sólo se concreta y no está desfazado en quienes tienen recursos materiales para realizarlo; mientras que en el resto sólo se manifiesta como deseo, y ven la brecha que los separa de ese ideal. Entonces, ¿existe un ideal kirchnerista, una cultura kirchnerista hegemónica? ¿Un ideal sociocultural que permea a toda la sociedad y, por lo tanto, todos quieren ser así? ¿Y si fuera así, cuál es ese ideal? Creo que ése es un poco el tema principal respecto de si los 90 terminaron o no desde el punto de vista de cuál es el ideal. Creo que el consumo sigue marcando un rumbo y no se ha modificado mucho esa expectativa. Hay un mismo ideal de ser de clase media como el que marcó la convertibilidad de los 90. Y no está necesariamente mal eso porque se supone que esa fue también la consecuencia de los dos primeros gobiernos peronistas y si se es exitoso, hay que prepararse para gobernar a más clase media. No me parece del todo mal, insisto, si trabajamos para que ese ideal sea lo más igualitario posible y no que una vez arriba se patee la escalera para que no suba más nadie.

En el capítulo 3 de la temporada 3 de The West Wing se discute la posibilidad de un impuesto a la herencia. Los opositores son muchos y, sobre todo, los que más tienen. Pero curiosamente aparece una oposición inesperada. Un representante de la comunidad negra, diputado del Partido Demócrata, no garantiza que entre los representantes negros haya un apoyo al impuesto, que en teoría es progresivo. La razones que da son en primer lugar, que hay una generación bastante reciente de negros que estaría por recibir las primeras herencias económicamente importantes y en segundo lugar, que esa generación tiene que ser apoyada porque podrían ser los primeros empresarios millonarios negros y eso los haría competir por fin con los blancos en cierto ámbito de igualdad. Una medida socialmente progresista en términos fiscales a una minoría siempre postergada le resulta una regresión. Pensará el diputado negro: “¡justo cuando a algunos negros nos toca ser millonarios y concentradores de riqueza a estos blancos se les ocurre repartir la torta!”. Mientras, el Presidente Bartlet (millonario también él) piensa que ése es el lado oscuro (?) del “American Dream”: todos sienten que pueden ser millonarios y no van a hacer nada que después los afecte a ellos en el hipotético caso de que concreten el sueño. Algo de esto supongo que pasó con la clase media que apoyó al campo durante el 2008.

Todo esto, claro, para pensarlo cuando todos estemos llenos. Mientras, hay bocha de gente sin siquiera AUH, que a Matilde Sánchez le parece que no está bien porque impide que los pobres quieran ser negreados.